miércoles, 23 de marzo de 2011

3era. Lectura: los estudios regionales y la antropología social en México.

LECTURA: LOS ESTUDIOS REGIONALES Y LA ANTROPOLOGÍA SOCIAL EN MÉXICO.

Emmanuel Leroy Ladurie (1979) ha señalado dos constantes en la multisecular historia de las sociedades agrarias (o campesinas). Primera, la estructura que presenta cualquiera de ellas en un momento dado es producto de largos procesos acumulativos: su historia es estratigráfica; perdura el pasado- uno y múltiple- a través de los efectos de la evolución tecnológica los movimientos demográficos, las catástrofes naturales, la sabiduría tradicional cristalizada en símbolos. Segunda: el comportamiento de una unidad social determinada (grupo domestico, parentela, cofradía, comunidad local) implica condicionamientos de relaciones horizontales y verticales: un grupo agrario no se basta ni explica a sí mismo: se inserta en una estructura de clases, en un sistema de dominación más amplio.
El presente del antropólogo social necesita contextualizarse. No pueden prescindir de indicadores “objetivos” de la sociedad global. Pero su interés continúa centrado en la cotidianidad multifacética que no es deducible de ningún esquema regional sino que debe descubrirse en la aventura de la investigación de campo.
El tejido regional.                                      
El concepto de región empieza a formar parte del instrumental ampliado de nuestras disciplinas. No es nuevo: examinaremos luego los significados que ha adquirido en tradiciones científicas deferentes. No se trata de una categoría trans-histórica,  no expresa una definición real, no es un concepto unívoco, (mono tético) en torno al cual pueda construirse un tipo ideal o una teoría general de las regiones.
La arqueología tradicional y la etnología, sobre todo cuando han estado influidas por las teorías difusionistas de cuño Boasiano, hablan de áreas o regiones culturales para indicar la distribución  espacial y el ritmo de comunicación de ciertos rasgos o patrones creados o utilizados por u n grupo humano durante cierta época u horizonte.
Los economistas regionalizan un país al dividirlos en espacios caracterizados por formas distinguibles de organización de los recursos y de la población. La antropología social profesional e institucionalizada nació en México, cuando, en 1917 en plena euforia revolucionaria, Manuel Gamino- egresado de la escuela internacional de antropología que funciono en México desde 1911 hasta 1920, y de la universidad de Columbia, fundó la dirección de antropología dependiente de la secretaria de agricultura y fomento. La región, así resultaba ser un espacio internamente diferenciado que podía analíticamente situarse en una escala graduada en términos de la intensidad y frecuencia de la innovación cultural, pues en último término este era el factor determinante: incluso la ecología aparecía como variable dependiente.
Redfield planteaba que las diferencias socioculturales debían explicarse a partir de la sociedad global: esta genera a los campesinos e indígenas en cuanto tales. La investigación empírica también mostro las insuficiencias del modelo.
La región como historia de organización historial.
Strikcon aceptaba que Yucatán era una región y que podía considerase como una unidad de análisis, pero las variables definitorias de Redfield, añadía dos, que llevarían mayor peso explicativo: la organización territorial de la economía en función de un mercado externo y los mecanismos regionales de control político sobre recursos y fuerzas de trabajo. La economía territorial yucateca se caracterizaba por ausencia de minas y drásticas limitaciones en el potencial productivo de la tierra.





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